sábado, 28 de marzo de 2009

Mi pesimismo sale a flote

El hombre "moderno" definitivamente es un hombre desorientado. Padece de paz ambigua, de transacciones cobardes, de un ambiguo sí y no. De una extremidad absoluta, o eres de esos orgullosos intolerables, o eres de esos que todo lo perdona (de esas tontas soy yo).
La felicidad de los quinceañeros de hoy se basa en una felicidad tormentosa que no se parece en nada a lo que nos hacía feliz antes. La fórmula de la felicidad hoy se resume en frases como "soy feliz si me compras esta ropa", o "soy feliz si me dejas cortarme el pelo así", o el arito o el tatuaje, o el permiso pa la fiesta...la fórumla de la felicidad hoy es un sí o un no. Una recta.
Ahora para los más grandes ¿A qué se llama felicidad hoy? A la conciencia de que el poder aumenta. No la satisfacción, si no el aumento del poder, no la virtud, si no la aptitud.
Pienso que producto de cómo van las cosas nos hemos creado un sistema de seguridad contra la locura, sistema que no nos ha vuelto locos pero tampoco cuerdos. La verdad este sistema nos ha transformado en personas confundidas, atormentadas, inseguras...por eso somos así supongo...debo darle una respuesta a todo lo que veo y lo que vivo.
Estamos condenados a fabricar utopías, ídolos y dogmas que no existen, porque de alguna manera hay que satisfacer el alma, engañandolo de que la perfeccion existe, ilusionándonos con algo que sabemos que no llegará.
Como profe me apena cómo hoy los niños alimentan su alma, sin certezas, sin convicciones, sin tranquilidad, sólo veo impresiones y sumisión al que más "la lleve". Todo lo asumen con resignación, sin reflexión, sin críticas y sin cuestionamientos.
Hemos encontrado la manera de superar miles de años de laberintos, ¿por qué entonces hoy estamos tan perdidos?
Your head will collapse if there's nothing in itAnd you'll ask yourselfWhere is my mind? Where is my mind? Where is my mind?
(Y hay que seguir trabajando esperanzados en el cambio que no cambia.)