martes, 9 de septiembre de 2008


Hace mucho que no escribía, pero las ganas estaban. Me han pasado varias cosas, por fin nada de qué quejarme, al parecer dejé los caminos errados y avanzo por uno lento pero seguro (lo que aun así implica miedo, no puedo creer que todo pueda ser así de lindo y bueno, sorry pero ese afán de cuestionarme todo me penará hasta mis últimos días)


Saben? he pensado mucho en todo esto que estoy viviendo, y en general en este rollo de los rumbos o caminos que decidimos tomar. Creo no ser la única que a veces entra en un camino sólo por que no cree en él y así entonces fácilmente probarle al resto (o enrostrarle) que ese efectivamente no era nuestro camino. Sin embargo cuando las cosas comienzan a resultar y el camino se alarga, tenemos miedo de seguir adelante, a eso me refiero con ese miedo a que no todo puede ser así de bueno.

Escoger un camino significaba abandonar otros que seguramente no eran los mios, pero que me hacían demostrarle al resto mis infortunios amorosos, por eso tenía miedo a que llegara alguien, tenía miedo a comprometerme, quería correr todos los caminos posibles y caerme, y pararme y cortarme las venas y putear justificadamente al sexo masculino, apelando a mis desdichas e infortunios.

Creo que nadie es capaz de escoger sin miedo, pero son riesgos que hay que correr si a cambio recibes momentos, palabras, caricias y apoyo del cual no estas acostumbrado.

Te encontré y sea lo que sea, y dure lo que dure lo estoy pasando bien, atrevámosnos a saber hasta que punto la vida es magia.





(Todos los caminos son mágicos si nos llevan a nuestros sueños)